Magenta y Solferino
A mediados del siglo XIX, los avances en la química lograron la aparición de los colorantes artificiales.
En el año 1859, el ejército austríaco dominaba la región norte de Italia y, Napoleón III, tomó la misión de ayudar a liberar a esta región, El 4 de junio de ese año, en el pueblo de Magenta, se libró una gran batalla y el ejército francés-sardo derrotó a los invasores austríacos. Antes de que se repusieran, se enfrentaron nuevamente, se fue sobre lo que quedaba del ejército austríaco y apenas 20 días después, en el pueblo Solferino (que significa Sol feroz) y les propinó la derrota decisiva.
Fue tan sangrienta esta batalla de Solferino, que Henri Dunant, impactado por esa carnicería, vio necesario que existiera una organización de asistencia a los heridos y fue entonces que fundó la Cruz Roja Internacional.
Mientras la sangre teñía de rojo a los campos italianos, en Francia los químicos lograban teñir telas por primera vez con colorantes artificiales; eufóricos por el descubrimiento y también por las batallas recién ganadas, decidieron guardar en el nombre de dos colores, el magenta y solferino.
Estos colores no corrieron con la misma suerte: el solferino está prácticamente olvidado, y sólo algunas abuelas aún se acuerdan de él.En contraste, el magenta ha florecido y ahora es un color básico en algunos sistemas de impresión modernos. Por si fuera poco, este color es causa de gran polémica desde hace un par de años, cuando se supo que una compañía alemana , lo había patentado y estaba en el derecho de demandar a empresas competidoras que usaran este color en sus logotipos.