Juanpa Cadario: Relato de un náufrago amigo

Relato de un náufrago amigo







Mail del amigo Marcelo González

Hola amigos,
Utilizo el titulo del libro de Garcia Marquez "Relato de un Naufrago", paro contarles mi relato, de la conmocionante experiencia por la que acabo de pasar.
Si hace unos años colaboraba en el rescate del trimaran "Groupama" de Franck Cammas o tambien de los jovenes regatistas de minitransat que tuvieron problemas en cercanias de La Palma, hoy me tocó a mi ser el rescatado.
Este es un pequeño relato de lo sucedido:

Luego de una recalada en Porto Santo (isla madeira) nos dirigiamos en un velero Bavaria 32 con otros dos amigos hacia el Estrecho de Gibraltar.
La primera parte de la navegacion desde Canarias habia sido muy buena y la idea de recalar en Porto Santo era de reponer un poco de energias y verificar la meteorologia para los cinco dias siguientes que nos restaban para llegar a la zona del estrecho.
Me sentia feliz en ese momento, estaba realizando un lindo viaje, mientras uno de mis hijos disputaba el Campeonato de canarias del laser y el otro navegando en optimist, en fin... "una familia de navegantes", pensé con orgullo.
Para el primer dia, el pronostico daba vientos del WSW intensidad 15-18 nudos y ALTURA DE OLA-4-5 MTS. Una situación meteorologia ideal, es decir, viento favorable y altura de ola "soportable" para los que navegamos por esta zona. Los dias subsiguientes se mantenia del WSW y finalmente el viento rotaba un poco al Norte, 20 nudos. Seguia bueno. El viento nos llevaría sin problemas en rumbo directo hacia el estrecho...el viaje perfecto, pensamos todos...
Pero algo iba a fallar en la prevision y en el medio del fallo, ibamos a estar nosotros en un pequeño barco de 30 pies.
A las 36 horas de haber partido, el viento que tenia que ser de 18 nudos era de 40nudos y las olas que tenian que ser de 4 metros, eran de 10. Facil decirlo pero dificil vivirlo.
Por el atardecer del dia previo al rescate, ya ibamos "aguantando" con dos manos de rizos y un pequeño paño en proa. Las olas, eran verdaderas montañas que en mis 35 años de experiancia en la vela, no habia visto jamas. Ni siquiera en el Atlantico sur, ni en el Golfo de Vizcaya ni en ninguna de las miles de millas que tengo en mis espaldas.
Habiamos decidido bajar toda la vela mayor y mantener solo con un pequeño paño en proa, pero para no correr riesgos esperariamos que amaneciera. y asi lo hicimos. la velocidad del barco habia bajado, y todo era mas controlable...Pero momentos despues una verdadera "ola asesina" nos dio de lleno. 5 segundos antes de la ola, el barco se paro en seco, como si chocaramos contra una pared e inmediatamente despues, "la ola asesina" nos dio de lleno. Yo iba al timon, pues ya el piloto automatico no podia responder a los embates de las olas y senti como si Mike Tyson me diera un golpe en la espalda. El barco escoro hasta poner su mastil en la mar, inundando el interior. Fernando, el amigo que iba en la litera del salon "aguantando", salio fuera como si hubiese visto al mismisimo demonio cuando la ola inundo a la cabina.
En un segundo todo era un desastre, sin energia, el barco con agua en su interior en fin, no se cuanto más.
Pense que el fin habia llegado.
Una vez "controlados emocionalmente", llamamos por satelital a salvamento maritimo, informando de nuestra situacion, para que estuviesen alertas.
La informacion que nos daban, no era alentadora, el viento comenzaria a arreciar en las proximas horas, y a medida que nos acercacemos a la costa (estabamos a 300 millas de la boca del estrecho de gibraltar) las olas no solo serian enormes sino que empezarian a romper, dado que la plataforma continental haria de catapulta de estas olas.
Jorge, el armador del barco tomo la decicion que nunca jamas en mi vida pense que me iba a pasar: ABANDONAR UN BARCO EN ALTAMAR.
Se activó la radiobaliza y no paso mas de un minuto en que recibimos la llamada al telefono satelital consultandonos si deseabamos una evacuacion o un rescate. "EVACUACION" le indicó a viva voz el armador. Entonces el operador nos informó que saldria un avion que reconoceria nuestra posicion y trataria de ubicar los buques mercantes en la zona.
Una vez llegado el avion a nuestra zona, nos informaban que debiamos aprovechar una pequeña ventana de relativa calma, para el momento de rescate, pues mas tarde, el frente de tormenta se renovaria aun con mas fuerza y comenzaria a arreciar. Era ahora o nunca.
Uno de los barcos que en principio respondio al pedido de rescate, un carguero de 170 metros de eslora, informaba un rato despues que habia tenido un corrimiento en su carga debido a la altura de las olas, que le era imposible asistirnos.
Solo quedaba una sola opcion para salvar nuestras vidas: un helicoptero de la armada portuguesa con base en el aeropuerto de Faro (Portugal). Esto quedaba a dos horas de nuestra posicion y -segun nos informaban del avion que hacia de enlace- solo tendria 10 minutos para nuestro rescate, pues la posicion era al limite de su autonomia de combustible.
En ese momento, yo pensaba si era una peilcula que estaba viendo. Que no era yo el que estaba ahi, que me despertaria de esta pesadilla.
Luego de un tiempo de incertidumbre, la comandante del avion SASEMAR 130, nos indicaba que en 25 minutos, el helicoptero (el mas grande helicoptero de la armada Portuguesa) estaria sobre nosotros y que para ese momento debiamos abandonar el barco y ESTAR ABORDO DE LA BALSA SALVAVIDAS y llevar la radiobaliza por si se cortaba la boza y quedabamos a merced del mar en la noche. Decir esto es facil, pero vivirlo...
El primero en saltar a la balsa fue Fernando, luego yo y luego Jorge.
Yo llevaba la radiobaliza, atada a mi arnes con el cabo que traen y en una maniobra que aun no entiendo como paso, este cabo quedó enredado en el guardamancebo del barco, haciendo tanta presion que me caeria al mar. "JORGE, CORTA-CORTA EL CABO POR FAVOR!!!!" le repetí a los gritos. Jorge con la navaja que tenia preparada, logro cortarlo y yo pude mantenerme en la balsa. De haber caido al mar, no se que seria de mi.
Ver el velero desde la balsa es una imagen que jamas olvidare.
Para ese momento, el helicoptero estaba sobre nosotros. El ruido era infernal y el mar parecia que hervia con el viento provocado por las aspas. El primero en subir seria yo pues tenia un tremendo golpe en la espalda, luego Fernando y Jorge al Final.
Cuando vi bajar al rescatador del helicoptero, es otra imagen que jamas olvidare, cayo al mar y nado hasta la balsa. Era impresionante ver como el helicoptero se mantenia en su posicion con el viento que habia!
El rescatista subio a la balsa, y nos indico que debiamos hacer.
Me puse el arnes del cable que nos subiria abordo del helicoptero, cerre mis ojos, me encomende a Dios y senti como en primer momento nos sumergimos en el mar cuando paso justo una ola. No volvi a abrir los ojos hasta que no estuve adentro del helicoptero. Y asi hicieron con los demas.
Una vez a salvo, fueron dos horas de vuelo hasta la ciudad de Faro, al sur de Portugal donde nos esperaban dos ambulancias que nos llevarian hasta el hospital de faro, pues estabamos todos con hipotermia y con golpes en el cuerpo y conmocionados por la situacion vivida. En el hospital habia parte de las 500 personas que habian tenido que rescatar de sus casas de las costas de Portugal, segun daba la informacion los medios.

Estare agradecido para toda mi vida, de:
Los Pilotos y rescatistas del helicoptero de la armada Portuguesa (no se sus nombres), a los medicos y asistencia social del Hosiptal de faro y a Salvamento Maritimo de España por la coordinacion del SAR y en especial a la comandante del avion SASEMAR 130, que nos contuvo en los momentos de extrema tension.

Un abrazo,

Marcelo R. Gonzalez