Foto copyright Dave Kneale/Volvo Ocean Race
Foto copyright Dave Kneale/Volvo Ocean Race
En menos de una semana la flota de la Volvo Ocean Race vuelve al agua. Por delante 4450 millas que llevarán a los 8 Volvo 70 hacia Asia. Ahora, lo más importante es tener todo preparado y dar los cuidados más exquisitos a estas maquinas de ultima generación.
Y es que el tiempo para poner estas maquinas a punto está más que contado. Si en las pasadas ediciones los equipos tenían cerca de 30 días para meter sus barcos en boxes antes de poner rumbo a Australia, en esta ocasión los equipos de tierra apenas tienen 12 días antes de que comience la segunda etapa.
Históricamente se suceden algunos imprevistos en la primera etapa de la Volvo Ocean Race. Es la primera vez que las unidades de 70 pies compiten todas juntas y navegan tantos días seguidos al 100% de su rendimiento.
Todos los equipos tienen sus Volvo 70 en sus bases, fuera del agua, y los trabajos se realizan de sol a sol. A principio de la semana era el Ericsson 3 el que entraba en boxes, aunque en esta ocasión lo hacía para cambiar su quilla y poder emitir así un certificado de medición. Con la nueva quilla el equipo nórdico no tendrá que continuar sufriendo la penalización que el Jurado Internacional le puso en Alicante, ya que tomarán la salida con un certificado de medición de su barco válido.
Los dos barcos del Telefónica se encuentran también inmersos en reparaciones de diferente índole, aunque las reparaciones se están centrando en el Telefónica Negro, que perdió su pala del timón pocos días antes de llegar a Ciudad del Cabo.
Ambos barcos no han dado el rendimiento que se esperaba de ellos en condiciones de viento duro, en las que estos dos barcos tienen demasiada tendencia a clavar la proa, pero Campbell Field, responsable del equipo de tierra del Telefónica, explicaba su filosofía: “Siempre puedes modificar el barco y no hay restricciones en el número de certificados de medición que puedas emitir, aunque no es un punto por discutir en este momento. Hay muchas cosas que podemos hacer para que vaya mejor en rumbos de popa; hablamos de configuraciones”
“No diseñas un barco para esta regata para que tenga su máximo rendimiento en 30 nudos de viento. Esas condiciones no son las más usuales con la nueva ruta. Habrá etapas así, de viento, pero no tantas”.
Otro de los equipos con daños en sus apéndices es el Green Dragon. Los irlandeses chocaron con un objeto en los últimos días de navegación y no pudieron evaluar los daños hasta que en Ciudad del Cabo han sacado el barco del agua. Los análisis realizados en el casco muestran tan sólo arañazos en la zona de unión de casco quilla.
Por su parte el Puma Ocean Racing no tiene una larga lista de deberes que hacer cara a la salida, como comenta su director del equipo de tierra: “No tenemos grandes reparaciones por realizar, pero si cosas de menos envergadura, como puede ser repintar la quilla y pequeños detalles en el palo, además de temas de software”.
El Delta Lloyd, último equipo en inscribirse y sin apenas tiempo para haber entrenado antes de la salida, tiene la ventaja, pese a ser un barco de primera generación – ABN AMRO ONE- de contar con un barco que ya ha sido testeado durante un año. El equipo holandés tuvo problemas con una de las crucetas de su violín (la de estribor) que quedó dañada durante la primera etapa.
Tas haber chequeado el daño y haber encontrado otras heridas anteriores en el mástil -que lo han debilitado- el equipo ha optado por construir un mástil nuevo, que estará listo cuando la flota de la Volvo Ocean Race cruce la línea de llegada en Singapure.
Y es que el tiempo para poner estas maquinas a punto está más que contado. Si en las pasadas ediciones los equipos tenían cerca de 30 días para meter sus barcos en boxes antes de poner rumbo a Australia, en esta ocasión los equipos de tierra apenas tienen 12 días antes de que comience la segunda etapa.
Históricamente se suceden algunos imprevistos en la primera etapa de la Volvo Ocean Race. Es la primera vez que las unidades de 70 pies compiten todas juntas y navegan tantos días seguidos al 100% de su rendimiento.
Todos los equipos tienen sus Volvo 70 en sus bases, fuera del agua, y los trabajos se realizan de sol a sol. A principio de la semana era el Ericsson 3 el que entraba en boxes, aunque en esta ocasión lo hacía para cambiar su quilla y poder emitir así un certificado de medición. Con la nueva quilla el equipo nórdico no tendrá que continuar sufriendo la penalización que el Jurado Internacional le puso en Alicante, ya que tomarán la salida con un certificado de medición de su barco válido.
Los dos barcos del Telefónica se encuentran también inmersos en reparaciones de diferente índole, aunque las reparaciones se están centrando en el Telefónica Negro, que perdió su pala del timón pocos días antes de llegar a Ciudad del Cabo.
Ambos barcos no han dado el rendimiento que se esperaba de ellos en condiciones de viento duro, en las que estos dos barcos tienen demasiada tendencia a clavar la proa, pero Campbell Field, responsable del equipo de tierra del Telefónica, explicaba su filosofía: “Siempre puedes modificar el barco y no hay restricciones en el número de certificados de medición que puedas emitir, aunque no es un punto por discutir en este momento. Hay muchas cosas que podemos hacer para que vaya mejor en rumbos de popa; hablamos de configuraciones”
“No diseñas un barco para esta regata para que tenga su máximo rendimiento en 30 nudos de viento. Esas condiciones no son las más usuales con la nueva ruta. Habrá etapas así, de viento, pero no tantas”.
Otro de los equipos con daños en sus apéndices es el Green Dragon. Los irlandeses chocaron con un objeto en los últimos días de navegación y no pudieron evaluar los daños hasta que en Ciudad del Cabo han sacado el barco del agua. Los análisis realizados en el casco muestran tan sólo arañazos en la zona de unión de casco quilla.
Por su parte el Puma Ocean Racing no tiene una larga lista de deberes que hacer cara a la salida, como comenta su director del equipo de tierra: “No tenemos grandes reparaciones por realizar, pero si cosas de menos envergadura, como puede ser repintar la quilla y pequeños detalles en el palo, además de temas de software”.
El Delta Lloyd, último equipo en inscribirse y sin apenas tiempo para haber entrenado antes de la salida, tiene la ventaja, pese a ser un barco de primera generación – ABN AMRO ONE- de contar con un barco que ya ha sido testeado durante un año. El equipo holandés tuvo problemas con una de las crucetas de su violín (la de estribor) que quedó dañada durante la primera etapa.
Tas haber chequeado el daño y haber encontrado otras heridas anteriores en el mástil -que lo han debilitado- el equipo ha optado por construir un mástil nuevo, que estará listo cuando la flota de la Volvo Ocean Race cruce la línea de llegada en Singapure.