Juanpa Cadario: La llama olímpica pasó por Buenos Aires, mucha gente y sin incidentes

La llama olímpica pasó por Buenos Aires, mucha gente y sin incidentes


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Vanina Oneto (medallista olímpica con el Hockey) le pasa el fuego a (creo reconocerlo) Javier Conte, nuestro representante olímpico en 470 y medallista olímpico.

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La Catedral de Buenos Aires, lugar en dónde inició Santi Lange su recorrido

¡Al fin damos el ejemplo en algo al mundo!, no hubo protestas en el recorrido de la llama y todo se vivió como una fiesta del deporte como debe ser. Que China es comunista y los derechos humanos no son respetados en ese país, se sabe desde hace años asi que no hay que sorprenderse ahora de eso y arruinar las expectativas, ilusiones y sacrificio de los que hace cuatro años vienen peleando por un objetivo tan noble como ganar una medalla. Suena otra vez el rumor de boicot y parecería ser algo de otra época, tal vez haya otras medidas más inteligentes y efectivas que éstas contra países opresivos, pero por favor, con el deporte otra vez no.

JPC

El resumen de lo que fue la ceremonia según el diario Clarín

14.00. hs. Costanera Sur se empieza a poblar de oficinistas, corredores y ciclistas que tienen por costumbre andar por allí, y otros tantos curiosos, que al ver el tumulto no dudan en acercarse para ver qué pasa. Un dragón gigante y articulado en colores rojos y amarillos se asoma por delante del anfiteatro. Varios voluntarios identificados con las remeras de los Juegos Olímpicos de Beijing se encargan de moverlo al ritmo de la percusión que regalan unos bombos. El momento esperado parece no llegar nunca. Las miradas buscan desesperadas relojes y celulares, mientras que los murmullos no tardan en aparecer: "¿Se retrasó, no?", dice una señora que no se despega de la valla para no perder su oportunidad de sacarle una foto de cerca a la llama. Y ni bien termina de pronunciar esas palabras, un micro descapotable arranca el recorrido. Detrás, Camau Espínola sale a escena como el primer portador de la antorcha olímpica en Buenos Aires. De pronto, todos empiezan a deslizarse para no perder de vista a la antorcha. Los que tienen ropa cómoda y zapatillas son los más beneficiados para emprender las corridas y alcanzar así a los deportistas y no perderse los relevos. La marcha se traslada a Puerto Madero, donde la antorcha empieza a recorrer las aguas del río, entre los edificios y comercios más lujosos de esa zona exclusiva de la Capital. La próxima meta de la llama es la mítica Plaza de Mayo. Con algunos inconvenientes organizativos y más "libertad" para acercarse a los relevistas, el tumulto entre los espectadores no tarda en llegar. Empujones y corridas, sumados a la gran cantidad de gente que se acerca para saludar a los deportistas y a la gente del Comité Olímpico Chino, convirte a la intersección de Avenida de Mayo y Belgrano en una zona caótica. No faltan tampoco los carteles pro Tibet, como una que reza "No human rights, no Olimpics Beijing" (Sin derechos humanos, no Juegos Olímpicos de Beijing).Papelitos blancos caen desde los imponentes edificios de Diagonal Norte, a metros de la 9 de Julio, donde el espectáculo ahí sí se puebla de oficinistas y trabajadores que se hacen un espacio para salir a la calle. Nadie se quiere perder este momento del deporte argentino, que tiene en el Obelisco uno de sus puntos más emotivos, antes de finalizar en el Club Hípico Argentino. En un clima casi festivo, el recorrido de la antorcha olímpica llega a su fin. Lentamente, la tarde comienza a ser parte del fin de semana que viene. El centro porteño se desconcentra. Una jornada histórica acaba de concluir.