Un año excepcional.
Se va un año más, pero no uno cualquiera. El 2007 representó para mí un año lleno de sorpresas y alegrías, tanto en lo profesional como en lo familiar.
Empezó muy temprano un 3 de enero en Valencia, en la soledad de un container muy frío, preparando cabos para lo que sería la Louis Vuitton Cup, luego vendrían dos meses intensos de entrenamiento para ponerse en forma para el gran objetivo y sueño de los últimos dos años, correr la Copa America.
El horizonte era duro pero muy motivador, el sólo hecho de pensar en que íbamos a poder llegar a semifinales (que era el objetivo planteado) y tal vez más, era suficiente para superar cualquier dolor o molestia.
Luego sucedió todo lo conocido, con regatas muy buenas, otras no tanto, la larga y tediosa espera los días en que el viento no aparecía en Valencia y finalmente semifinales, el premio al esfuerzo, el sacrificio y el trabajo en equipo.
Ese día fue increíble, y al acordarme, me emociono tanto como lo hice en ese momento, claro que también tenía cierta tristeza por dentro, habíamos dejado afuera a un gran equipo como el sueco, en el que había muy buenos amigos.
Pero las emociones seguían, y nacía María, una nueva sobrina que conocería más adelante al regreso a Argentina, la vida me sonreía y pedir más era injusto.
Y nos tocó ETNZ, el más difícil de todos pero el que tenía más historia y tradición, un nuevo y lindo desafío. Nos ganaron contundentemente 5 a 2, pero haber corrido esas dos regatas que les ganamos, es una imagen que va a quedar grabada en mi mente para toda la vida.
Mitad de año, algo cansado física y también mentalmente, el TP52 Matador era la mejor manera para volver a navegar en un barco lleno de amigos que me sacaba del bajón “post Copa America” y me hacía ilusionar nuevamente como aquellas épocas del Alexia, en que nada nos parecía imposible.
Una MedCup por delante y un mundial en Porto Cervo para cerrar el año en el lugar que más representa al Alexia y este grupo. Buen barco, buena tripulación deberían traer buenos resultados y asi fue, tras un comienzo tibio en Alicante, mejoramos en el trofeo Breitling y ahí nomás dimos el gran golpe y nos llevamos Copa del Rey, un trofeo emblemático y que siempre había querido ganar.
Luego vino Portimao, y el final en Hyeres, que empezamos muy fuerte pero tal vez demasiado porque el mástil dijo basta y se vino abajo, dejándome tal vez el único momento ingrato de un año espectacular.
Pero Matador, Alexia y Alberto nunca se entregan y tras un esfuerzo enorme, tanto económico como logístico se pudo estar en Porto Cervo para el mundial, y lograr un cuarto puesto que es el premio a una gran campaña, en la clase tal vez más competitiva de los últimos años.
Yo no tengo más que agradecer por todo lo recibido este año, así que mañana cuando brinde con mi familia y amigos, sólo pediré para el 2008 que sea tan bueno como este que pasó, sería más que suficiente.
Feliz año para todos.
Juan Pablo Cadario